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Reflexión

Actualizado: 8 ago

Reflexión para los Padres de Familia

Si preguntamos a los padres, qué desean por encima de todo para sus hijos, se pueden recogeralgunas respuestas como:

 

 "Quiero que mis hijos sean felices"

Que sepan cómo disfrutar de la vida y apreciar cada día como algo maravilloso.

Que se sientan satisfechos e importantes como personas.

 

Que tengan sentimientos positivos sobre sí mismos y sobre la vida.

Que crezcan sabiendo cómo enfrentarse a los problemas y, que estos, no les derroten.

Que no se sientan deprimidos e inseguros.

Que tengan un fuerte sentido de la paz interior, que los sustente en épocas difíciles.

Que sean sensibles, responsables y respetuosos con la naturaleza y con la humanidad.

Que descubran y ejerciten sus capacidades, se sientan satisfechos y tengan el estímulo de un propósito en lavida.

Que se sientan queridos y sean afectuosos.

Que gocen de buena salud, tanto física como mental...

Cuando muchos padres se plantean tener hijos se proponen amarlos, cuidarlos, alimentarlos y facilitarles los aprendizajesnecesarios para que puedan convertirse en PERSONAS FELICES, que es endefinitiva, el fin último que todo padre desea para su hijo.

Los padres queremos también que nuestros hijos se comporten correctamente y que lleguen a ser BUENASPERSONAS. Y para ello es necesario que desde pequeños les inculquemos valorespositivos. 

Tratar de lograrlo es importantísimo y un reto, pero hay que trabajar para conseguirlo. Esa es lafunción de los padres: trabajar haciendo de padres. Pues los hijos no soncomo son por el mero hecho de la casualidad, la suerte o el destino, comotodavía por desgracia se sigue pensando; los hijos son como son por todosaquellos factores (tiempo, dedicación, esfuerzo, motivación, alegría,humor...), que los padres deciden invertir en ellos. 

Hoy en día es muy difícil ser padre/madre, sobre todo un buen padre/madre. Pues con el aumento de los cambiossociales y avances tecnológicos que vivimos, las nuevas forma de vida, lasaspiraciones personales que nos planteamos, así como las familias en las que elpadre y la madre trabajan fuera de casa, el tiempo que queda para los hijos esmuy escaso. Sí, es cierto, pero, independientemente del ritmo de trabajo o dela situación vital de cada miembro de la familia, es posible ser mejorpadre de lo que se es. Por ello, es importante plantearse cómo padres quienessomos, qué valores queremos aportar a nuestros hijos y si estamos encondiciones para darlos, pues no se puede enseñar aquello que ni siquiera somoso sabemos. Y en consecuencia, pensar que "Siempre hay tiempo paramejorar", y para eso hay que saber y creer que se puede y estar dispuestoa actuar para conseguirlo.

SOBREPROTECCIÓN: AMORES QUE ASFIXIAN

Padres sobreprotectores piensan que a mayor cantidad de cuidados,mayor es el afecto que entregan a sus hijos. ¡Gran error! El exceso depreocupación les dificulta el desarrollo de su personalidad.

Por instinto los papás tienden aproteger a sus hijos. Los ven pequeños, dependientes e indefensos y sienten lanecesidad de abrazarlos cuando lloran, de prevenirlos de los peligros, demostrarles lo que pueden y no pueden hacer, de atender a sus problemas cuandoestán tristes.

 

También se preocupan de que lespueda ocurrir algo: cuando duermen, especialmente si es recién nacido, seacercan a comprobar si respira bien; ante una fiebre, consultan al médico ycuran sus heridas cuando caen. Es lo normal de un padre hacia su hijo.

 

PROTEGER MÁS DE LA CUENTA

Muchas veces, sin embargo, la atención normal se transforma en aprensión y algunos padres demuestran unapreocupación excesiva. y más que proteger a los hijos los sobreprotegen.

 

¿CÓMO? CUIDÁNDOLOS MÁS DE LA CUENTA

Viven pendientes minuto a minuto de las necesidades del niño: si tiene hambre, si el clima está muy frío paraél, si es hora de vestirlo, si se puede caer, si le toca bañarse…

Se desvelan al verlo triste o enfermo. No entienden que a veces prefiera estar solo en su pieza.

Cuando llega la edad de lasobligaciones escolares, son los primeros en sentarse a hacerle las tareas. El resultado:niños caprichosos, habituados a una vida hecha, siempre protegidos, llenos delímites y recomendaciones. No llegan a conocer lo que es frustrarse ni tenercontratiempos. Las responsabilidades, si las tienen, son compartidas.

ASÍ LLEGAMOS A ESTA REALIDAD:

- Niños de seis años que hay que vestir todas las mañanas para que no lleguen tarde al colegio.

- Muchos a los siete años todavíatoman la leche en biberón.

- Niños que nunca ordenan suscosas porque "para eso está la mamá". .Escolares de diez años queesperan a la mamá para hacer juntos las tareas.

 

- Niños que almuerzan sólo lo que les gusta comer.

"Y los padres contemplan estas situaciones sintiendo que es lo normal en hijos que reciben muchocariño", explica la psicóloga infantil Carmen Birke. Agrega: "Paraellos, amor y mimo son proporcionales, ya mayor cantidad de cuidados, mayor esel afecto que creen expresarle a sus hijos. No saben que al sobreprotegerlos deesa manera no les están ayudando a ser niños fuertes, seguros e independientes.Por el contrario, le están impidiendo un desarrollo armónico e ideal de supersonalidad".

 

CARIÑO IMPRUDENTE

 

Si se analiza las actitudes en que caen los padres sobreprotectores, éstas se pueden resumir en las siguientespremisas:

 

- No exigen a sus hijos de acuerdo a la edad que tienen.

Entre los 0 y los 6 años se deberían vivir una serie de etapas de crecimiento, desde caminar, dejar elchupete, comer solo, sacarse los pañales, hasta pasar de biberón a taza…Sonavances que los padres sobreprotectores no alientan a sus hijos, a veces porcomodidad, pero también por no exigirles. "Pobrecitos, si son tan chicostodavía", se les oye decir. Y dejan huella: porque el niño que no tuvo lanecesidad de esforzarse de chico tiene dificultades para hacerlo cuando esmayor.

- Impiden que los niños asuman sus responsabilidades.

"Mamá es hora de que me vistas", "hoy me tienes que bañar", " ¿quién me va aordenar mis juguetes?"…

 

Cuando los padres acostumbran a los hijos a hacerles todo, los niños se acostumbran a no hacer nada. Para lamamá puede ser más rápido y cómodo porque se asegura que las cosas quedan bienhechas -según ella-, pero es necesario irle traspasando responsabilidades alniño de a poco, dejarlo que se equivoque. Sólo con la práctica de hacer cosasva a poder desarrollar habilidades y adquirir hábitos.

- No educan hijos autónomos.

A los seis años, los niñosadquieren sus primeras responsabilidades escolares. Importante es que seinvolucre. Hay que enseñarles desde el principio que es su responsabilidad y node los padres el que lo cumpla.

 

OTRO ERROR FRECUENTE

 

- Quieren solucionarle todos sus problemas. Los padres sobreprotectores no soportan la idea de que sus hijossufran o experimenten frustraciones. Y si se les pierde un juguete, la mamápuede pasar la tarde buscándolo, mientras el "pobrecito" pasa la penaviendo televisión. Después, cuando pelean con algún amigo, es la mamánuevamente la que hace de árbitro para enmendar la relación.

Así es difícil que el niño aprenda a reaccionar correctamente frente a situaciones de conflicto. Además,hay que recordar que en esta edad son los juguetes y los amigos, pero despuéslos problemas son más complicados.

- Frenar los ímpetus de independencia. Para los niños de esta edad -sobre todo a los dos años cuandoles viene una arremetida de independencia-, la vida es una aventura y siconstantemente se les está mostrando el peligro y los riesgos que supone elsalir a explorar, van adquiriendo una actitud temerosa y negativa frente almundo. "Abríguese, que se puede resfriar", "cuidado con el perroque lo va a morder", "no se suba ahí que se puede caer". Elfreno permanente sobre los hijos los lleva a ir perdiendo confianza en símismos.

 

CAUSAS FRECUENTES

Son varias las causas que pueden motivar a los padres sobreprotectores. Las más frecuentes son enumeradas por lapsicóloga Carmen Birke:

- Los padres que han tenido unmodelo de padres sobreprotectores, en cierta medida tienden a repetirlo porquees el único que conocen.

- Los padres no quieren repetirla falta de cariño que les tocó experimentar a ellos y se van al extremoopuesto de darlo todo y no exigir nada.

 

- Padres con alguna experienciatraumática previa que los hace adoptar una actitud sobreprotectora para evitaruna repetición.

 

- El caso de padres adoptivos quebuscan compensar la falta de paternidad biológica desviviéndose por el niño.

- Padres mayores que cumplen latarea de abuelos regaladores más que educadores.

 

- Padres de un hijo único enquien concentran atenciones, cuidados, mimos, y todo el tiempo del quedisponen.

- Padres con sentimiento deculpa: cuando el trabajo los mantiene gran parte del día lejos de la casa,compensan la ausencia con mimos excesivos, "pobrecito cómo lo voy a retarcuando estoy con él, si apenas lo veo".

 

Todos ellos son malcriadores. Noasumen la educación del niño como un fierro que hay que forjar.

 

 

EL OTRO EXTREMO

¿Cómo saber cuánto se le puede exigir a los niños y cuándo hacerlo?

Así como se cae en sobreproteger a los hijos y se les asfixia con atenciones, la balanza puede irse al otroextremo donde los padres aceleran el proceso de crecimiento más allá de lo queles corresponde.

 

Ellos los impulsan a realizar las cosas solos y si los ven tímidos reaccionan fuerte: "Tienes que aprender anadar antes que los demás", "vamos, salta sin miedo".

Ni tanto ni tan poco. Para educarno hay reglas ni recetas. Todo depende del niño, de su ambiente familiar, supersonalidad, si tiene hermanos, su ubicación entre ellos…

Hay que observar… Saber si sonfelices o no, lo que pueden hacer, qué les cuesta más, qué les gusta.

 

Cada hijo es distinto y por endehay que exigirle a su medida. Al que es más regalón y está siempre pidiendoayuda o que le hagan las cosas, hay que ir enseñándole a hacer por sí mismo, dea poco y con paciencia, para que vaya adquiriendo autonomía.

 

Al hijo independiente, en cambio, que dice que es grande y puede hacer sus cosas solo, dejarlo crecer,proporcionándole también la seguridad que siempre necesita.

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