La Navidad para muchos se ha convertido en la celebración más importante del año. Dependiendo de las culturas, cada país la celebra de manera diferente. Cuando se pregunta sobre el significado de la navidad, se viene a la mente imágenes como Santa Claus, el árbol de navidad, la chimenea decorada, los regalos de los niños, el pesebre, la comida navideña, los estrenos, las fiestas y las parrandas. Pero ¿Cuál es el verdadero sentido de celebrar la Navidad?
San Francisco de Asís nos dejó un verdadero legado de cómo debemos celebrarla. ¿Qué decía San Francisco de Asís sobre la Navidad? “Éste es el día que hizo el Señor: gocémonos y regocijémonos en él. Porque un niño santísimo y dilecto nos ha sido dado, y nació por nosotros en despoblado, y fue colocado en un pesebre, porque no le dieron albergue en la posada. Gloria al Dios Señor en las alturas, y en la tierra, paz a los hombres de buena voluntad”.
La Navidad es una fecha tan especial que celebrarla debería ir un más allá de una decoración descomunal, partiendo que el Niño Dios nació en un humilde pesebre en despoblado donde no hubo precisamente hospitalidad para José, María y el niño. Sin embargo, sí es una fiesta de alegría cuando Dios hecho niño, nos alegra con su presencia en los hogares y espíritu. Es en esa presencia de Dios en un pesebre, donde la mayor actividad se debe centrar en la adoración profunda a ese niño quien luego muere en la cruz como sacrificio de amor por todos nosotros.
La Navidad franciscana es un espacio de adoración. Es un momento de reflexión donde nos evaluamos en el amor y preguntarnos ¿cuántas veces hemos sido hospitalarios con nuestros hermanos más humildes? ¿cuántas veces me inclino ante ese niño para adorarlo, santificarlo y glorificarlo? No sólo en Navidad, sino a lo largo de todo el año. Porque cada día nacen niños que al igual que nuestro Niño Dios, nacen en algún lugar humilde sin más riqueza que la de los brazos de su madre.
En esta Navidad, que sea San Francisco de Asís, nuestro ejemplo para celebrarla en lo más significativo de ella: La adoración al Niño Dios.
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